Un día más, lleno de vida. / Nog een dag vol leven
El día avanza entre risas, silencios y rutinas que ya me resultan familiares. Algunos residentes salen a caminar, disfrutando del aire fresco que acaricia sus recuerdos. Otros pedalean despacio, como si cada vuelta de la rueda los acercara un poco más a los días felices del pasado. Y algunos simplemente se quedan ahí, sentados, con una taza de café entre las manos, compartiendo palabras o miradas que dicen más que cualquier conversación.
A la hora de la comida, las pequeñas disputas por un asiento o una mesa se repiten como una escena entrañable. A veces parecen niños, traviesos e impacientes; otras veces, solo son abuelos que buscan conservar un pedacito de rutina, algo que les pertenece.
Con el tiempo aprendes a mirar sin juzgar, a entender que cada gesto encierra una historia, un recuerdo, una forma de aferrarse a la vida. Y cuando el día termina, me descubro sonriendo: ha sido un día más de trabajo, sí… pero también un día más de vida, de ternura, de humanidad.



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