Un día de despedidas y gratitud en la residencia

 Un día de despedidas y gratitud en la residencia


Hoy fue un día especial en la residencia de ancianos, de esos que dejan el corazón un poco apretado pero también lleno de gratitud.

Una compañera muy querida, que trabaja en un área diferente a la mía, se despide para comenzar una nueva etapa en otra localidad.


Cuando yo llegué a trabajar aquí, todavía me sentía un poco perdida entre tantas caras nuevas y un idioma que no era el mío. Ella se acercó con una sonrisa sincera y me habló en inglés, contándome con entusiasmo que hablaba “un poquito” de español. Entre risas, me decía palabras y frases en mi idioma, orgullosa de lo que había aprendido. Había estudiado español durante dos años y también practicaba con la aplicación Duolingo.


Hoy quise agradecerle toda esa amabilidad con un pequeño detalle: un diario en español, para que siga teniendo presente este idioma que tanto le gusta y, de paso, un pedacito de nuestra amistad. Nos despedimos con un abrazo fuerte, de esos que dicen más que mil palabras, y prometimos seguir en contacto. Incluso compartimos nuestros números de teléfono para que la distancia no apague el cariño.


Las despedidas en este trabajo no siempre son fáciles, pero me recuerdan que, más allá de las tareas diarias, lo que realmente cuenta son los lazos que creamos. Y hoy me voy a casa con el corazón agradecido por haber coincidido con personas tan bonitas. 💕






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